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27 de septiembre de 2010

Poesía

LA INGRATITUD
I
Complicaciones arduas del corazón humano
Misterios insondables de la Naturaleza
La vida es un problema, la vida es un Arcano
Y por donde quiera agita el vuelo soberano
Dos aves de rapiña la muerte y la tristeza
II
Olvidos, desengaños, desilusiones crueles
Incompasivas almas empeorados senos
Por todas luchas, por todas partes hieres
Vasos en cuyos bordes hay delicadas mieles
Y en cuyo fondo hay tanto acíbar y veneno

III
Yo todo lo perdono con voluntad de acero
Más perdonar no puedo, mi corazón sincero
A un monstruo abominable aterrador y fiero
Que habita entre los hombres y llama INGRATITUD

IV
La Ingratitud es sombra, la ingratitud sin duda
Es el mayor pecado de todos los pecados
Es de todas las armas, el arma más aguda
Es una vieja escuálida de faz torva y ceñuda
Que tiene por vivienda los pechos depravados

V
Perdono al orgulloso y aunque con lengua insana
Reputaciones hiere, virtudes y honra trunca
Perdono en sus mil formas a la perfidia humana
Perdono al que se vende como a una cortesana
Perdono al asesinó pero al ingrato…Nunca

VI
Porque el ingrato encierra del crimen la cimiente
Y todas las negruras de su corazón
Y en sus entrañas lleva veneno de serpiente
Ataca por la espalda pero jamás de frente
Recibe un bien y en cambio devuelve una traición

VII
Ayer en un recodo del áspero camino
Que cruzo mi existencia con gran resignación
Halle tirado y débil un pobre peregrino
Solicito y amable le di a beber mi vino
Le di mi franca mano después mi corazón

VIII
Con fervoroso empeño, cubrí su sed ardiente
Cubrí sus desnudeces de misero gitano
Ungí todas sus llagas y cariñosamente
Seque con mi pañuelo su sudorosa frente
Como si se tratara de mi mejor hermano

IX
Mas tarde los caprichos de mi mala suerte
Llenaron mi existencia de zarza y de dolor
Quede sobre la tumba, desnudo, muerto e inerte
Como si las caricias del halito de muerte
Sobre mi ser posara su gélido sopor

X
Y tuve sed y frío; pero ninguna mano amiga
Me dio a beber su vino ninguna mano amiga
Cubrió mis desnudeces de mísero gitano}
Ninguna mano quiso sacarme del pantano
Y hacer menos pesada la cruz de mi fatiga

XI
Y aquel a quien un día mi mano compasiva
Cubrió sus desnudeces de misero gitano
Paso por mi camino con actitud altiva
Cubiertos de riqueza y de grandeza iba
Y al verme hizo una mueca de orgullo y de desden

XII
Por eso resignado humilde y sin encono
Apuro hasta las heces mi vaso de acritud
Perdono todo…todo, pero jamás perdono
Al rey de los delitos al Monstruo INGRATITUD.
Francisco Rodríguez.
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